Voy hacer como si fuera una cria y me voy a copiar literalmente de otro blog. Ya sabes Jordi que lo digo por ti.
" ....El sistema sensorial vestibular (movimiento) y propioceptivo (conciencia corporal,
músculos y articulaciones) nos enseñan a mantener constantemente el equilibrio, a
regular nuestra postura corporal y a controlar nuestra fuerza y nuestros actos motores
finos y gruesos. Cuando el niño logra procesar correctamente la información
relacionada con el movimiento y con su propio cuerpo, desarrolla una buena madurez
neurológica, que conlleva que todo lo que escucha, toca, observa y siente el niño, sea
procesado de una forma correcta y tenga significado para el aprendizaje del niño.
Los estímulos vestibulares y propioceptivos pueden resultar tranquilizantes o
alarmantes. Un movimiento suave, un balanceo o un mecimiento, pueden facilitar el
sueño. Un estímulo más fuerte como el de una montaña rusa puede tener un efecto de
excitación. Los niños con problemas para integrar la información vestibular
(movimiento) pueden tener respuestas de hiper o hiposensibilidad. Esto puede hacer que
se muestren de dos formas distintas:
- exageradamente miedosos o afectados por el movimiento, les dan miedo las alturas,
girar sobre sí mismos les marea en exceso, tienen pánico a la velocidad… Son los niños
hipersensibles al movimiento.
- constantemente en movimiento, no paran quietos, saltan sin parar, corren y escalan o
se revuelcan y giran por el suelo a todas horas. No tienen conciencia del peligro… la
estimulación vestibular no les llega con la suficiente intensidad, por lo que necesitan
más de lo que sus actividades diarias les ofrecen, y buscan continuamente moverse. Son
los niños hiposensibles al movimiento.
A nivel propioceptivo sucede lo mismo. Cuando el niño logra procesar correctamente
los estímulos corporales, logra tener una buena postura, un control adecuado de su
fuerza, una buena madurez de sus articulaciones, una buena coordinación gruesa, y unas
habilidades de motricidad fina precisas y rigurosas. Cuando no lo logra, aparecen
dificultades en la madurez corporal, en la postura, pueden descontrolar su fuerza o tener
muy poquita fuerza, o incluso en ocasiones pueden estar continuamente tirándose al
suelo, descontrolando su postura, haciendo el pino, empujando a sus compañeros…
Cuando se procesa correctamente el movimiento y su propio cuerpo, los llamados
estímulos vestibulares y propioceptivos, los niños logran estarse quietos y tranquilos,
controlar su cuerpo y su postura, tener un buen equilibrio, una buena capacidad de
atención… y además podrán reducir su impulsividad, y mejorar el control corporal.
Cuando la hiperactividad o el déficit de atención són consecuencia de un mal
procesamiento vestibular o propioceptivo, o los problemas de coordinación motriz son
consecuencia de problemas en la integración del estímulo del movimiento corporal, esto
significa que el niño presenta una disfunción integrativa sensorial, que posiblemente
pueda afectar también a su madurez, a su conducta y a sus reacciones emocionales.
Esto sugiere una vez más que estos niños hiperactivos necesitan aprender a organizar la
estimulación vestibular y propioceptiva para poner su cerebro "en correcto
funcionamiento". Es una actividad sencilla y a la vez divertida que puede merecer la
pena llevar a cabo, que se realiza por una terapeuta ocupacional especializada en
integración sensorial, que aplica la terapia en un espacio desarrollado especialmente
para que los niños integren de manera eficiente los estímulos vestibulares, y el resto de
estímulos sensoriales.
LOS PROBLEMAS DE INTEGRACIÓN SENSORIAL COMO CAUSA DE LAS
DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
Los problemas de aprendizaje causados por dificultades de integración sensorial, no se
relacionan con niveles intelectuales bajos ni con lesiones neurológicas. Son niños que
pueden haberse diagnosticado con dispraxia o dislexia, disgrafía, o simplemente retraso
en el aprendizaje o retraso madurativo. Todos estos términos se relacionan con
dificultades específicas en el aprendizaje motriz y/o académico. El niño que tiene
dificultades de integración sensorial puede tener problemas en tan sólo una de estas
áreas (motricidad, lecto-escritura, matemáticas…) o en la mayoría de ellas.
El diagnostico más frecuente entre los niños que presentan problemas de aprendizaje o
de motricidad es la dislexia o incluso el retraso cognitivo. Pero en la mayoría de los
casos esta dislexia (significa tener dificultades con la orientación y la direccionalidad de
las palabras) no aparece aislada. Las dificultades que los niños tienen con las palabras,
nosotras las relacionamos con sus dificultades corporales, de lateralidad, de inmadurez
postural, y con las alteraciones en el registro de los estímulos visuales y propioceptivos.
Suelen ser niños con problemas de organización espacial y de orientación temporal,
alteración en la planificación motriz, dificultades de memorización... Y como causa más
evidente aparecen los problemas con las palabras o dislexia (en la escritura, lectura,
comprensión lectora, lenguaje escrito expresivo…).
Dispraxia i dislexia
¿Qué diferencia existe entre la dispraxia y la dislexia? Cuando el niño tiene dificultades
en el aprendizaje de nuevas acciones motrices quiere decir que tiene dificultades en las
actividades de praxis, y por ello hablamos de dispraxia.
Cuando las dificultades están en la lecto-escritura, hablamos de dislexia (dificultades
con las palabras). Pero a menudo la causa de ambas dificultades es la misma, los
problemas de integración sensorial, y las consecuencias terminan siendo las mismas: un
rendimiento escolar por debajo de las capacidades reales del niño/a.
Algunos de los aspectos primordiales que se evalúan en los niños de 5 a 8 años para
determinar si presentan problemas de integración sensorial es analizar si tienen
dificultades en la praxis (realizar nuevas tareas a nivel motriz). Debemos preguntarnos
si el niño/a tiene dificultades en los siguientes aspectos:
- Vestirse y desvestirse (abotonarse, atar, poner y sacar, acomodar, hacer lazos…)
- Escritura (mala letra, sujeción incorrecta del lápiz, demasiada fuerza,
desorientación espacial de las letras, dibujo precario de la figura humana…)
- Montar en bicicleta o triciclo (primero con cuatro ruedas y después con dos)
- Manejo de los cubiertos (cortar de forma adecuada y coordinada)
- Saltar con cuerdas, jugar con las gomas…
- Manipular las tijeras
Los niños que presentan dificultades en el aprendizaje motriz (en las actividades de
praxis que se han descrito anteriormente), pueden presentar con mayor frecuencia
dificultades en el aprendizaje escolar (lectura, matemáticas, memorización,
razonamiento lógico, ortografía, comprensión, etc.), y la mayoría de ellos son
candidatos a recibir el diagnóstico de dislexia, como principal causa de sus problemas.
El aprendizaje motriz: El aprendizaje motriz es el paso previo al aprendizaje académico,
y el orden de intervención también debería ser el mismo. No se pueden trabajar las
habilidades de lecto-escritura si el niño/a no tiene una buena orientación espacial, si no
tiene unos buenos movimientos oculares y una motricidad fina adecuada. Sus
articulaciones deben estabilizarse de forma correcta, la mano necesita moverse de forma
independiente al hombro, y la lateralidad debe estar bien definida.. Si estas habilidades
primarias no se han desarrollado correctamente, los problemas de aprendizaje escolar
son mayores.
¿Es lo mismo tener dificultades de práxis que dificultades de coordinación motriz? No,
las dificultades de coordinación conllevan comunmente que el niño se cae
frecuentemente al suelo, es fácilmente etiquetado como patoso, torpe, y no le cuesta
aprender a realizar las acciones, sinó que las realiza de forma poco coordinada. Tener
problemas de coordinación motriz no implica tener dificultades de aprendizaje, aunque
sí puede darse el caso. Pero las dificultades de praxis siempre se relacionan con
problemas de aprendizaje. Para poner un ejemplo ilustrativo, nos imaginamos a dos
niños de 10 años, y analizamos la forma como aprendieron a ir en bicicleta y cómo la
manipulan en la actualidad. El niño con problemas de coordinación motriz desde los 3
años sabe pedalear el triciclo, y a los 8 le quitaron las ruedas traseras. En la actualidad
sus padres siguen cerrando los ojos cada vez que monta en bicicleta, porque se tambalea
y parece que va a perder el equilibrio. No es capaz de saltar un pequeño escalón con la
bici como hacen otros niños, se limita a conducir a una velocidad muy prudente,
evitando cualquier peligro.
El niño con problemas de praxis, a los 5 años todavía no sabía pedalear el triciclo, y a
los 8 años cuando ya dominó el pedaleo correctamente, no logró aprender sin las ruedas
traseras. Tras dos años de entrenamiento, a los 10 años de edad ya controla la bicicleta
perfectamente y es capaz de saltar pequeños escalones, ir a gran velocidad y en muy
pocas ocasiones se cae. Los padres comentan que una vez aprende algo bien, a pesar de
que le ha costado muchísimo tiempo, ya lo ha aprendido para siempre. Con este ejemplo
es más fácil comprender por qué los niños con dificultades de praxis, tienen problemas
en el aprendizaje académico, y es muy fácil detectarlos si observamos alguno de los
puntos descritos anteriormente. Una de las principales causas por las cuales los niños
presentan dificultades práxicas, son las dificultades de integración sensorial.
Indicativos:
¿Cómo sabemos si el niño/a tiene dificultades de integración sensorial como causa de
sus problemas de aprendizaje? Hay múltiples indicativos que ayudan a los padres y
maestros a detectar fácilmente el origen del problema.
- No existe ninguna alteración motriz (el niño puede saltar, puede correr), pero no
puede desarrollar acciones motrices complejas o con varios pasos
- Escucha bien pero parece que no comprende, le cuesta prestar atención a pesar
de que puede mirar una película o un cuento durante largo rato
- Tiene reacciones exageradas de miedo ante movimientos habituales en los niños
- Busca el movimiento de forma descontrolada (parece hiperactivo)
- Parece inteligente pero no logra desempeñar actividades que le corresponden a
su edad cronológica
- No tolera manipular objetos o texturas que son sucias (ceras, barro, plastelina,
arena, pintura de dedos, espuma…)
- Le cuesta aprender nuevas acciones motrices
- Es descoordinado, patoso, se cae al suelo frecuentemente, choca contra todo
- Le cuesta aceptar el contacto físico de las demás personas
Todas estas dificultades en la integración sensorial suceden cuando alguno de nuestros
sistemas sensoriales no es interpretado (procesado) de forma correcta. Cuando existe un
desorden en la integración sensorial, una gran variedad de problemas en el aprendizaje,
en el desarrollo motriz, en el lenguaje o en la conducta, pueden observarse:
hiperactividad, dificultades en la lecto-escritura, descoordinación motriz, alteraciones
conductuales, problemas emocionales, dificultades de aprendizaje académico, etc.
Procesar estímulos
Pero en esta ocasión hablaremos exclusivamente de las dificultades en el aprendizaje, a
nivel académico y a nivel motriz. No se trata de que el niño pueda caminar, saltar,
correr, sino que se trata del aprendizaje de nuevas actividades motrices complejas como
puede ser la escritura, ir en bicicleta, atarse los cordones de los zapatos, etc. Estas
dificultades de praxis, son fácilmente observables en edades tempranas (sobre los 4-5
años), pero a menudo no se detectan hasta los 6, 7 u 8 años, y posteriormente cuando los
niños empiezan la educación infantil, se observan ya de forma alarmante los problemas
de aprendizaje en las áreas académicas: lectura, escritura, razonamiento lógico,
comprensión, memorización, matemáticas, etc.
La integración sensorial no es más que la capacidad de procesar correctamente los
estímulos sensoriales de nuestro entorno, y generar las repuestas adaptadas que se nos
exigen (ejem: actualmente el sistema escolar exige que un niño de 5-6 años aprenda a
leer, con lo cual, cuando un niño no ha aprendido a leer a esta edad, se considera que no
está respondiendo de forma adaptada a las demandas de su entorno).
El Sistema Nervioso Central percibe todas las sensaciones, y se encarga de dirigirlas
hacia el lugar adecuado y generar las respuestas correctas. Es algo parecido al trabajo de
un policía de tráfico, que se encuentra localizado en el tronco encefálico, y debe dirigir
el tráfico de sensaciones hacia el lugar adecuado, para poder dar respuesta a las
demandas del entorno.
El policía debe realizar dos funciones importantes:
- Cerrar el paso a todos aquellos estímulos que no son relevantes para la actividad que
estamos realizando. Es la inhibición de los estímulos sensoriales.
- Dirigir los estímulos hacia el lugar adecuado para que sean procesados de forma
correcta e integrados a nivel neurológico. Es la organización de los estímulos
sensoriales.
Lo que más preocupa a los padres… Los padres son los primeros en darse cuenta que
algo no funciona bien:
- Falta de progreso escolar, especialmente en habilidades que están en pleno
desarrollo como la lectura, la escritura o la motricidad
- Discrepancia entre una aparente capacidad del niño (parece inteligente y capaz),
y el desarrollo real a nivel académico
- El miedo a ir al colegio, la falta de atención, la angustia del niño
- Las dificultades para establecer relaciones sociales adecuadas con los otros
niños, agresividad, o aislamiento…
¿Qué hay que evaluar en los niños que presentan estas dificultades de aprendizaje?
- Habilidades de motricidad gruesa, equilibrio y coordinación
- Habilidades de motricidad fina, incluyendo manipulación del lápiz y tijeras
- Habilidades de procesamiento sensorial (si es hiper y hiposensible, o ambos)
- Habilidades de autocuidado: vestirse, desvestirse, asearse, alimentarse…
- Capacidad de organización y planificación motriz
EJERCICIO DE COMPRENSIÓN:
Para entender un poco mejor como funciona esta dificultad para procesar los estímulos
sensoriales, os propongo que, todos juntos, hagamos un ejercicio muy sencillo.
Relajaros e intentad imaginar lo siguiente:
- Encended la radio y no sintonicéis ninguna emisora; mantenedla en un sonido estático
y subir el volumen.
- Pedid a alguien que encienda y apague las luces cuando el quiera.
- Sentaros en una silla rota (que tenga una pata más corta que las otras), y apoyaros en
una mesa que también baile (imaginad una de las que están en los restaurantes y que nos
hacen sentir muy incómodos).
- Ahora poneros un jersey apretado y áspero, en lugar de una camiseta cómoda; poneros
también unos calcetines al revés, y unos zapatos un número más pequeño.
- Llenad un plato con queso rallado, abrir una lata de sardinas y poned la comida del
gato encima de la mesa.
Con todo esto en juego, o sólo con un par de estas situaciones; coged un libro, abridlo e
intentad aprender alguna cosa... Intentad mantener la calma, no os pongáis nerviosos y
prestad atención a alguna persona que os intente explicar alguna cosa... Con este
ejemplo intento ilustrar de una manera exagerada, qué es lo que pueden sentir los niños
que tienen dificultades para procesar estímulos sensoriales. Para ellos, puede haber
ciertos estímulos que les resulten agresivos, y les dificulten el aprendizaje o la
adquisición de habilidades de lenguaje, sociales, motrices, etc.
¿Después de realizar este ejercicio, resulta mucho más sencillo, entender por qué los
problemas de procesamiento sensorial interfieren en el aprendizaje de los niños, o en su
conducta y en sus reacciones? Aunque vuestro hijo no tenga ninguna discapacidad, ni
ninguna enfermedad y aparentemente esté completamente sano, esto no quiere decir que
no pueda tener ciertas dificultades en el procesamiento de la información sensorial.
Esto explicaría las dificultades de aprendizaje, la hiperactividad, los miedos, el ser
demasiado valiente, el retraso en el lenguaje o en la motricidad, la torpeza, los
problemas relacionales, o la baja autoestima que presentan muchos niños en nuestra
sociedad actual. Puede que vuestro hijo sólo tenga una de estas características, o que
tenga más de una. Estos niños necesitan una integración sensorial adecuada, que les
facilite la adquisición de las habilidades motrices esperadas, un mejor autocontrol y un
buen concepto de él mismo.
Bàrbara Viader Vidal (652631832 / 932055164)
mail directo CEIBarcelona /
Centre d'estimulació infantil de Barcelona
Directora del Centre d'Estimulació Infantil, Terapia de Integración Sensorial
Diplomada en Terapia Ocupacional por la Universidad Autónoma de Barcelona
Especializada en Pediatría con la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
Formación en Integración Sensorial por la Fundación Vértice, en convenio con la
Universidad del Sur de California de los Estados Unidos, por la Universidad Nacional
de Colombia. Formación en Integración Sensorial por la Universidad de Liverpool...."
Bueno, tras leer la entrevista diré que si, que en mi hijo detecto alguno de los puntos que cita Bàrbara en el artículo, pero esto ya lo había comentado, que a veces ( y al parecer no soy yo la única mamá de niños con apraxia oculomotora que lo ha hecho) también observo algunos rasgos característicos de otros síndromes y/o patologías, algunas neurológicas y otras aún por terminar de definir. El caso es que creo que esto no está implantado en toda la educación y no debería ser así, sino que a la par que se integra se tiene que hacer ver a quien integra que debe aceptar algunas diferencias. Siempre he dicho que la palabra "aceptar" me gusta más que "integrar".