Es un gran momento que un día un chico se perdió en el viento.
Es un gran momento que un día un chico se perdió en el viento; y sólo cuando el viento se quedaba quieto, aquel chico volvía tranquilo, pero si la brisa decidía aparecer, el chico comenzaba a bailar, primero despacio y luego animado; a veces regresaba por unos instantes cuando la brisa se tomaba un descanso y en esos momentos era posible hablar con él y escucharle.
Después venía de nuevo el viento, y el chico se perdía otra vez, hasta que un día el viento se fue disfrazado de huracán y quiso llevarse al chico, pero las personas que le querían le sujetaron los pies y los tobillos, así que por mucho que el viento se esforzaba en abrazarle de nada le servían los arrebatos de torbellinos, y al final, el viento se cansó, se deshizo en mil nubes y lloró lluvia fresca, y el chico se quedó con aquellos que le amaban, y aunque la brisa a veces regresaba para danzar el chico le dedicaba un baile, pero luego volvía para no perderse jamás.
Cuento corto inspirado en la frase que da título al texto, y que es original de Arnau que a la edad de 5 años me dijo que me contaba un cuento corto. Este relato está pensado para entender lo que son las regresiones, los avances y las vueltas hacia atrás que muchas enfermedades raras implican, sobre todo durante la infancia y la adolescencia.
nota: todos los textos publicados bajo la etiqueta cuentos raros y hashtags, así como relaciones diversas, pertenecen a la Associació d'Apràxia Ocular registrada legalmente y a a Diari d'una Apraxia Ocular. No se permite la copia sin nombrar la pertenencia ni el lucro, así como tampoco la difusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario