He descubierto que todo lo que pasa acaba teniendo sentido. En la apraxia y el síndrome de joubert los cilios que están en los microtúbulos juegan un papel muy importante. Hace tiempo mientras veía y escuchaba algo que yo consideraba puro entretenimiento escuché las palabras microtúbulos y física cuántica alojadas en un entorno que, aunque sanitario, hablaba de muerte y estaba alejado, supuestamente, de las enfermedades raras,Fuí consciente de que si no hubiera visto aquel video jamás habría despertado ante la realidad que hay más allá de la que estamos viviendo, y que la posibilidad de que Arnau en otra realidad no esté enfermo (porque lo está aunque no me guste reconocerlo) puede llegar a convertirse en la nuestra...Gracias.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Entrevista Adolf Tobeña (o la capacitat de decidir).

Road Sign
L’altre dia, algú em deia que el meu fill no té capacitat de decidir entre dues o més opcions; que és queda només amb una sol.lució, que segons qui m’ho va dir és la que correspon a un nen més petit de l’edat que té el meu fill. (i aixó puc assegurar que no és cert, doncs el que passa és que el meu petit triga a portar a terme una acció, i en un món dur, exigent i estressat de vegades opta per la opció més ràpida)


Cercant per aquí i per allà, m’he topat amb una entrevista al catedràtic de Psicología Mèdica i Psiquiatria de la UAB Adolf Tobeña, on ens parla de les opcions per decidir, i del que s’enten per llibertat segons diferents punts de vista.

L’entrevista de per si ja és interessant, però per a mí més, sobretot quan el Professor Tobeña ens explica que el cervell pren les decisions abans de que ens adonem de que ho ha fet. O sigui, que quan piquem l’ullet a algú ja fa mig segon que hem decidit fer-ho i no ens hem enterat....però....i el meu fill? Què és el que fa que s’allargui aquest temps entre la desició que ha prés el seu cervell i la realització de la mateixa? O és que ell triga a prendre les decisions? No és que l’entrevista respongui a aquestes qüestions però animo a llegir-la, tot i que haig d’avisar que aquells que siguin molt molt religiosos o molt filosòfics, potser no estaràn d’acord en algun punt. 

De totes maneres, jo mateixa prefereixo pensar que hi ha quelcom...no sé que és....que ens fa estimar de la manera que ho fem, i patir, i plorar, i riure i ser feliços i sentir i enamorar-nos i odiar i tornar a estimar, i que estar més enllà de qualsevol ciència.

Entrevista hecha por Eva Serra a Adolf Tobeña, neurocientífico

Nos enteramos de la orden que ha tomado nuestro cerebro con medio segundo de retraso

El cerebro fabrica potenciales de preparación del orden de medio segundo antes de tomar una decisión.



 “La libertad es la capacidad de dar valor a lo que lo tiene a cada instante. Y obrar en consecuencia”.  Lo demás viene por añadidura, añade el profesor Tobeña, tras decidir la cita que más le satisface como definición.
¿Somos los seres humanos libres o está todo predeterminado?
Adolf Tobeña es catedrático de Psicología Médica y Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona y director del Departamento de Psiquiatría y de Medicina Legal. Ha sido uno de los ponentes del ciclo de conferencias organizado por Tercera Cultura y presentado en el Museo de Arte Moderno de Tarragona, que finalizará el próximo fin de semana. Su conferencia avala la tendencia de que el libre albedrío es una falacia que ya descartan muchos neurocientíficos, pero preservando la agencia autónoma sobre el mundo en las acciones y toma de decisiones.
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¿Cómo ha presentado la libertad en esta conferencia?
Intentando explicar si hay margen biológico para ella. Si el cuerpo humano y el cerebro que arrastramos nos conceden libertad genuina o no. Explicitar, -si es que existen- los recursos neurales; es decir, los circuitos nerviosos y las redes neuronales, que están detrás de las decisiones libres, abiertas, sin restricción. Este ha sido el objetivo de la conferencia.
Por supuesto, dejamos fuera, -totalmente- la libertad de empresa, la libertad política, la libertad religiosa, la libertad de prensa… , es decir, las normas sociales que enmarcan un juego más abierto o más cerrado. Dejamos al margen las constricciones sociales. Y nos centramos en la cuestión de si los humanos somos seres libres y plenamente autónomos o estamos completamente determinados. Se trata de adentrarse en el dilema que han venido discutiendo los físicos y los filósofos más sublimes durante milenios.
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¿Somos libres o es una ingenua  percepción?
Deberíamos intentar encontrar si hay engranajes nerviosos identificables que están detrás de la selección de opciones, de la capacidad de escoger en cada instante y para cada rutina: moverse, emitir el lenguaje, observar, gesticular, comprar, lo que sea.
Cada día tomamos miles de decisiones; a menudo funcionamos con el piloto automático pero en realidad estamos sometidos a una toma de decisiones continua. La existencia nos somete a selecciones, a disyuntivas y tenemos la sensación de que lo hacemos libremente, porque de la misma manera que tomamos una opción pudiéramos haber podido decidir otras totalmente distintas en un margen amplísimo de posibilidades.
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¿Cómo se investiga la libertad individual?
Indagamos sobre los resortes neurales que están detrás de esta percepción de decisión autónoma. Y no sólo en todas las posibles salidas motoras sino también en los pensamientos -recuerdos, probaturas mentales, mezcla de ideas- , algo esencial para la elaboración interior y donde de igual modo, nos vemos sometidos a una toma de decisiones constante.
¿Existen resortes que trabajan dándonos opciones irrestrictas o todo está absolutamente prefigurado, predeterminado y preordenado? Si somos organismos que en último término estamos sometidos a unas leyes físico-químicas y pudiéramos conocer todos los elementos y antecedentes de todos los átomos, de todas las moléculas y sus interacciones en el universo, lo que viniera después a cada instante se podría predecir, por lo tanto, no habría libertad.
Pero aquí hay una zona intermedia que nos dice a cada instante que tenemos opciones tanto para las salidas motoras como para nuestro escrutinio interno, del propio pensamiento. Pues bien, hay engranajes neurales detrás para dar consistencia a la percepción interna de libertad individual que tenemos. Hay circuitería y redes neurales con localizaciones preferentes que se ocupan de ello.
Por lo tanto, probablemente es cierto que la idea filosófica del libre albedrío es inservible e innecesaria. En cambio, la biología -y concretamente en los sistemas nerviosos complejos como el nuestro- indica que esos circuitos y redes no nos dan libertad omnímoda pero sí nos ofrecen grados de libertad; una especie de autonomía transitoria y restringida instante a instante que podemos seguir y monitorizar porque tenemos maquinaria neural a su servicio.
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¿Cuál sería el mecanismo de actuación?
Existen datos que proceden de diversos experimentos que indican que el cerebro fabrica opciones por su cuenta que más tarde comunica a esa especie de “centro de mando” , que es quien pensamos que es libre y ejecuta las decisiones, pero sólo se entera más tarde. El cerebro, por su cuenta y de forma totalmente inconsciente y automática, sin que tengamos acceso a sus deliberaciones, ha fabricado opciones que de pronto sugieren decisiones. Por tanto, actúa de manera determinista.
El cerebro fabrica potenciales de preparación del orden de medio segundo antes de tomar una decisión. Significa que nosotros nos enteramos de la orden que ha tomado nuestro cerebro con medio segundo de retraso. Estos son datos avalados por experimentos tan simples como apretar botones o manipular teclados de manera totalmente libre, siempre sobre una salida motora con decisión totalmente abierta.
Frente a estos resultados, los científicos opinan que el cerebro tiene unos automatismos para tomar decisiones que dependen de un trabajo complejísimo y que responde a carga genética más historial ambiental más azar. Es lo que denomino “agencia” (monitorización activa e interior de la acción o el pensamiento) propia o sobre los demás, detrás de esto hay resortes neurales que conocemos.
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¿Qué papel juega “la agencia”?
La agencia es una percepción de autonomía en la acción, las decisiones y la ideación. Esa percepción depende de trabajo neural que tiene maquinaria específica dedicada a su servicio y que puede ser explorada y objetivada. Hay ahí, por consiguiente, margen para la asignación y reconocimiento de responsabilidad individual. Ese trabajo neural para dar curso a la agencia cabalga sobre el programa gènico, el itinerario personal de cada cual y las entrazadas azarosas que han ido modulando la circuitería mediadora de la toma de decisiones.
El programa génico, el de construcción que todos llevamos, más la historia de nuestroitinerario personal -desde el útero- y la entrada de mecanismos azarosos, -porque el azarsiempre está actuando-, forman la base sobre la cual el sistema nervioso se va a ver obligado a tomar decisiones y a pesar las tendencias.  Así, intervienen el programa génico (que seas más o menos resolutivo, más o menos valiente, por ejemplo), el itinerario personal (que hayas tenido accidentes severos o no), más el azar (si has tenido más o menos suerte).
Que haya caído en tus manos un libro esclarecedor, hayas tenido un profesor que te haya marcado un rumbo profesional o tengas problemas que sobrevienen por estar en un lugar determinado que de encontrarte en otro espacio no se hubieran dado. Esto último es el azar. El azar está siempre presente e interviene en todos los organismos, a favor o en contra.
Los biólogos de la evolución lo tienen claro desde el principio porque saben que construir un organismo es algo muy difícil, no sólo los organismos humanos, también las plantas presentan mecanismos muy complejos y del mismo modo interviene en ellas el azar ya que en cada estación sus cambios no son idénticos.
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¿Se acabó el concepto de libertad ligada al alma?
Cuestiono si hay algo ahí dentro que se parezca a lo que se presumió como “atributo del alma”, que era el libre albedrío. Lo he enfocado así porque en mi gremio, los neurocientíficos, durante los últimos años ha crecido la impresión de que el libre albedrío es una mera ilusión, que no existe como tal y que además, no es necesaria. Que se trata de una asunción filosófica falsa que se mantiene por pura tradición y que debería prescindirse de él.
Esta asunción presuponía que la libertad era una facultad del alma y nos conectaba con las virtudes de los ángeles y de los dioses, una facultad espiritual  e inicio de la cadena de las decisiones libres y sobre la cual descansa en buena medida todo nuestro sistema judicial. En la medida que somos libres nos podemos adjudicar la propiedad de tomar determinadas decisiones que reconocemos como propias, como autónomas. En función de esto asumimos o no responsabilidad y aceptamos o no sanciones o castigos.
El cerebro fabrica una ilusión de opción libre, conocida en la filosofía tradicional comolibre albedrío, cuando en realidad las opciones se fabrican en el cerebro de forma automática y no tenemos acceso a ellas. Por ejemplo,  la mano del jugador de ajedrez que se mueve antes que su propia autoconsciencia se haya dado cuenta, mientras cree que está viviendo la gran estrategia. O el jugador de fútbol que es capaz de ver el pase que nadie más ve, como Xavi Hernández.
Esta tendencia, sin embargo, no está avalada por la mayor parte de biólogos que sostienen que a pesar de que los humanos son organismos sometidos a las leyes físico-químicas son libres y tienen rango de opciones. Evidentemente que los humanos somos más libres que los árboles, para empezar tenemos libertad de desplazamiento. El reino animal en su conjunto dispone de más opciones que el reino vegetal.
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¿El sentido de la libertad es el movimiento?
Cuando se quiere privar a alguien de libertad lo primero que se hace es constreñir sus movimientos, encadenar, esposar, atar, inmovilizar. La libertad de movimiento es la fundamental. En último término, incluso cuando pensamos, se ponen en marcha territorios motores del cerebro, se está accionando el conjunto de rutinas motoras que se pondrán en acción. El lenguaje es movimiento, es una salida motora.
En definitiva, todo en el cerebro es movimiento o percepción del movimiento. Lo más importante es levantarse, mantenerse derecho, desplazarse y conservar la sensación de que en cada desplazamiento que hacemos nuestro cuerpo está en un entorno, se mantiene y tiene continuidad.
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¿Puede pensarse que la genómica llegue a intervenir en nuestra toma de decisiones?
Esto va a tardar. Evidentemente los genómicos y geneticistas  tienden a vender el producto porque necesitan mucho dinero para hacer su trabajo, en el sentido de que nos van a poder ayudar pronto a aumentar nuestro rango de decisiones libres, como se está haciendo en medicina o farmacología personalizada.
Puede ser un panorama extraordinario de incremento de nuestras opciones a la hora de combatir las entradas azarosas perjudiciales para nuestra salud. Es un escenario plausible a largo plazo; para algunas enfermedades será más sencillo pero para la mayor parte de problemas de salud será complejo.
Lo que sí es cierto es que el rango de decisiones disponibles se va a incrementar muchísimo. La ciencia no constriñe libertades, las aumenta y amplifica grados de libertad.


Font:  Tercera Cultura




foto: free digital images Road Sign

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