La semana pasada hablé con una amiga, que es mamá, y es mamá de un pequeño que tiene algo que le hace especial. Pero es demasiado especial, y le dicen que ya no puede estar con los otros niños, yo no puedo ayudarla, y ella sólo quiere ayudar a su hijo. El niño tendrá que ir a otro sitio, con otros niños especiales, pues el lugar en el que ahora está ya no tienen recursos dicen, entonces empezará otra historia pero intentaremos estar a su lado. Aquella mamá me contó su pena, sus anhelos y me hizo pensar en algo que transformé en cuento. Os lo voy a dejar aquí, porque me apetece. Lo que somos lo seremos siempre, y eso nos hace únicos a todos.
"Los
paraguas
Había
una vez un niño que tenía un paraguas amarillo. Lo llevaba sobre su cabeza, aunque
no lloviera....! Y al revés!.
Ese
paraguas brillaba mucho, pues las varillas que sujetaban la tela amarilla, quedaban
al descubierto y el sol reflejaba sus rayos sobre ellas.
Pero
un día alguien dijo:
- - No,
el paraguas sólo se debe utilizar cuando llueve.
Y
otra persona añadió:
- - No,
el paraguas jamás puede sujetarse al revés.
A pesar de las palabras que escuchaba, el niño no estaba triste porque su paraguas brillaba.
Un
día, vino una persona y tomó al niño de la mano mientras recogía el paraguas
con la otra, los llevó hasta una casa grande, con jardín, árboles, columpios y
una fuente. Ahí dejó al niño y le devolvió el paraguas muy bien cerrado.
- - Ya
puedes usar el paraguas, aquí no te ve nadie.
Cuando
el niño miró a su alrededor vio a otros niños en el jardín, y algunos sujetaban
un paraguas. Unos lo tenían dobladito y
se imaginaban que era un instrumento musical y soplaban y soplaban notas de
armonía; otros tenían un paraguas largo y robusto que apoyaban en el suelo a
modo de bastón, para parecerse a los ancianitos de la residencia de al lado;
algunos lo abrían y lo giraban a su alrededor mientras cerraban los ojos, a
saber qué imaginaban ; y los demás se habían cansado de los paraguas, por eso
los colocaron uno sobre otro hasta que construyeron una inmensa colina de
colores, texturas, tamaños y brillos.
Aquel
niño observó la montaña de paraguas abandonados y asustado apretó el suyo, todavía cerrado,
contra su pecho.
Una
persona se le acercó y le dijo:
- -No
puedes salir a la calle como los demás. El paraguas debe usarse cuando llueve,
y debe sujetarse por el mango. No lo pongas al revés porque se llenará de agua.
Hasta que no aprendas a llevar el paraguas como es debido no podrás volver a tu
casa.
Las
lágrimas brillaron en los ojos del niño, pero antes de permitir que cayeran
sobre sus mejillas, abrió de nuevo su paraguas amarillo y como siempre, lo
sujetó al revés. El paraguas brilló otra vez mientras recogía agua cuando
llovía para guardarla y regar las plantas los dias calurosos, y cuando el
viento soplaba fuerte lo colocaba frente a él y paraba las ráfagas de aire, y
cuando el camino estaba lleno de piedras lo apoyaba en el suelo como un bastón
para caminar, y cuando quería bailar lo cerraba y lo movía al ritmo de la
música, de aquella música que soplaban otros niño sobre sus paraguas dobladitos
y que nadie podría parar jamás.
Pasaron
los dias, las semanas y los meses. Tal y como querían las personas, el niño
sujetaba el paraguas sobre su cabeza cuando llovía y no se mojaba, pero cuando
hacía sol siguió llevando el paraguas amarillo al revés.
Y
un dia, una persona que miraba al niño con el paraguas amarillo, por fin dijo
en voz muy alta y clara:
- - Sólo
los verdaderos artistas llevan paraguas cuando no llueve."
Cuento original propiedad de Apraxia06, autora y del blog: Diari d'una Apraxia Ocular ( derechos bajo copyright, prohibido el uso lucrativo).
Que cuento tan bonito!!
ResponderEliminarBueno no me sorprende ,se que tienes una calidad humana fantástica y se refleja….lo guardare para leérselo mañana a claudia y explicárselo.
Gracias por compartir estos momentos. Un abrazo fuerte (te leo para ver como esta Arnau cuidaros mucho!!