Hace mucho tiempo, debajo de una encina, dentro de una bellota, había un diminuto niño dormido que despertó una tarde de luz dorada. El niño miró a su alrededor y gritó: “!Mamá!". Pero nadie respondió a sus repetidas voces.
Unos cerdos de color oscuro y pelaje áspero se acercaron y le dijeron que allí no había ninguna mamá, así que el niño comenzó a llorar. El cerdo más robusto de todos tocó al niño con su húmedo hocico y empezó cuidar de él. Aquel cerdo enorme era el líder de la manada, y alimentaba y protegía al niño como si fuera su propio hijo y le enseño a utilizar los sentidos para poder sobrevivir, pero pasado un tiempo, el niño volvió a gritar en voz muy alta: “!Mamá!”.
Entonces se acercó una cabra que había parido otros cabritillos y al ver el desconsuelo del niño acordó con el cerdo que ella se ocuparía del pequeño. Así que pasaron días y más días y el niño jugaba con las pequeñas cabritas mientras comía y dormía plácidamente conociendo lo que era vivir en compañía hasta que una mañana, el niño llamó a su mamá de nuevo.
Llegó hasta la encina una pareja de pájaros que había escuchado al niño y al ver la gran preocupación de la cabra y del cerdo decidieron acomodar al niño en el confortable nido que habían construido para sus polluelos. El pequeño aprendió a cantar hermosas melodías, aunque una noche tormentosa la canción que entonaba era tan triste que lloró llamando a mamá.
Las siguientes en aparecer fueron dos ardillas de suave y rojizo pelaje. Ambas ardillas tomaron el relevo para cuidar al pequeño. Y le enseñaron a moverse con agilidad y precisión. Así fue como el niño se convirtió en todo un experto en el arte del salto entre árboles, y mientras una mañana fresca se balanceaba sujeto a una fuerte rama, comenzó a recordar que debía seguir llamando a mamá.
Pero la rama se partió, y el niño cayó.
Sin embargo, allí estaba el gran cerdo, la cabra y sus cabritas, los pájaros y las ardillas, y fue entre todos que pudieron sujetar al niño antes de que se golpeara contra el suelo.
El pequeño dejó de llamar a una mamá que jamás había conocido, porque le abrazaban todos los animales que tanto le cuidaron, le mimaron, le ayudaron y le enseñaron, y con una gran sonrisa les dijo."Ahora ya he encontrado a mi mamá."
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