Los caballos han estado presentes en la vida de Arnau desde que tenía cuatro años. Empezó como terapia, pero el vínculo que se creó con un precioso y especial caballo dorado llamado Tambor ha sido y será tan intenso que nadie podrá romperlo jamás. Ver a Arnau feliz, seguro, tranquilo, ver como iba creciendo cada día a nivel emocional y en fortaleza, nos hizo pensar que la equinoterapia era una opción muy acertada para convertirse en una terapia definitiva, pero con el paso del tiempo, esa opción se convertía en pasión, y Arnau y los caballos crecían juntos. Tambor es su amigo, y para muestra unas imagenes:
Y dónde está la llave para que este vínculo haya crecido hasta converirse en amor puro y eterno, pues en todos nosotros y por supuesto y sobre todo en Regina Ballarín (directora del centro Camins a Cavall situado en el Hípic Esparreguera, un lugar donde nos han tratado con respeto y cariño), la mejor maestra, coaching y equinoterapeuta del universo; alguien a quien no podemos más que agradecerle su cariño, su pasión y su sentimiento, porque Regina enseñó a Arnau pero también nos enseñó a nosotros, pues con ella hemos comprendido y aprendido que más allá de una terapia existe un vínculo, porque sino no funciona nada, Y que los caballos son más que un animal, son una opción a la salud, física y mental, a superar traumas, dolor,adicciones, y todo lo que pueda hundir a las personas, para dar a cambio de una simple caricia cariño, esperanza, ilusión y felicidad.
Ahora, y con el tiempo, han habido cambios, y hemos traslado la terapia y la monta a otro lugar en el que Arnau también se sienta bien, El lugar que escojimos es la Asociaciópn EPONA, ubicada en la Hípica Can Caldés en Sant Cugat del Vallés., al que acudimos de la mano de Núria Canyadell , fisioterapeuta y enfermerea y su equipo maravilloso. Arnau también ha cambiado en muchos aspectos, y esas transformaciones físicas y emocionales le han dado más fuerza, que se traduce en tranquilidad y que hace que ahora Arnau pueda montar caballos y yeguas de gran tamaño.
Cuando damos pasos hacia adelante vamos dejando atrás experiencias, pero eso no quiere decir que no seamos parte de ellas, es más, somos lo que somos por lo que hemos vivido y forma parte de nuestro ser, está en nuestras células y en nuestra alma para siempre, y aún en la distancia seguiremos amando, porque al fin y al cabo, sólo es distancia y la podemos recorrer en cualquier momento.
Por eso, agradecemos a Regina, Marta, Victor, Esther, Dúnia, Sepi, Anna, Álvaro y muchos más el amor, la paciencia, la espera, la tranquilidad, el respeto y la sonrisa que todo niño ESPECIAL o no se merece y que ellos, de manera generosa han regalado a mi Arnau y a nosotros, y que les queremos para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario