Vivir en una ciudad grande tiene muchas ventajas; podemos tener farmacias abiertas durante 24 horas, hospitales, servicios de todo tipo y mucho más. Pero la convivencia es muy difícil, sobre todo cuando una persona, en este caso niños como mi hijo, que tienen problemas de movilidad y su equilibrio es complicado.
Estos niños no llevan silla de ruedas, no llevan muletas, no tienen un bastón donde apoyarse, pero si tienen dificultades para moverse, para girarse, para enfocar un objeto o persona, y ahí tenemos el principal problema; las bicicletas y las motos. A causa de unas autoridades permisivas y tolerantes hacia todo lo que de, tenga y genere dinero, estos vehículos, o sea las bicis y las motos, circulan libremente sobre las aceras de la ciudad con total impunidad; insultando a su paso a los que caminan y no llegan a apartarse. Y no se trata de un colectivo determinado, para nada, son gente variada, de cualquier edad, posición económica-social o procedencia, da igual, llevar una bici o una moto les hace sentir poderosos y hacen lo que les da la gana, y como resulta que la guardia urbana (que es la policía local en Barcelona) brilla por su ausencia hacen lo que quieren ( es más, ponen a unos señores disfrazados de urbanos pero sin las letras en la espalda de la camisa y eso confunde a las personas que les piden ayuda y reciben chascos). Creen que son ecologistas por ir en bici o moto sobre aceras (si si, digo aceras y no calzadas, pues de esa manera se saltan semáforos o toman atajos), pero el ecologista verdadero siente respeto y ellos son una panda de incívicos. Lamentablemente mucha gente se queja pero no pasa nada, a Más le importa el dinero y niños como Arnau parece que no lo generan.Caminar si es ecológico.
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